Las etiquetas políticas, tales como monárquico, comunista, demócrata, fascista, liberal, conservador, etc., nunca son criterios básicos. La especie humana se divide políticamente entre los que quieren que la gente esté controlada y los que no sienten tal deseo. Los primeros son unos idealistas movidos por elevados ideales de bien común. Los segundos son unos cascarrabias malhumorados, desconfiados y carentes de altruismo.
Pero resulta más cómodo tenerlos por vecinos.
Pero resulta más cómodo tenerlos por vecinos.
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